Saludos al foro.
Estoy en la calle, haciendo cola para entrar a una oficina de Correos de mi pueblo. Todos guardamos educadamente el metro y medio al que ya nos hemos habituado. Calle tranquila. Motos de reparto que entran y salen de la cochera. Por pasar el rato mientras me toca, quiero contar una cosa que me sucedió ayer en un estanco.
TenÃa que enviar una carta a Estados Unidos. Un sobre de correo ordinario normalizado, asà que me acerqué a comprar un sello en el barrio en lugar de meterme en el centro urbano. Era mi primera salida de este confinamiento, aparte de las salidas regulares de los miércoles al supermercado, e iba con esa sensación de si estarÃa haciendo bien o no, si una carta justificaba una salida o no, esas cosas. En el estanco, una columna en la puerta advertÃa del un aforo máximo de tres personas. Una señora delante de mà con su mascarilla, Mi primera salida, ya digo, después de cuarenta dÃas, y veÃa todo como en un apocalipsis zombi.
Me toca en el estanco y pido un sello para USA. Con el nerviosismo no me doy cuenta de que el chico me ha vendido más de cuatro euros en franqueo. Salgo camino al y buzón entonces pienso un poco lo que ha pasado y regreso al estanco, nueva cola y le explico al chico que el franqueo es 1,55€. Desgranando una excusa tras otra (es que esa es la cantidad que me sale aquÃ, que al decir normalizado es más caro, y cosas por el estilo, en lugar de simplemente reconocer que no sabÃa de franqueo, y no pasa nada) me recoge los sellos y me devuelve la diferencia de precio.
Acabo de salir de Correos. Por la naturaleza del sobre de hoy, me han hecho rellenar un CN22, el verde, le dice la compañera de ventanilla a la chica que me atiende. Me ha hecho ilusión rellenar un CN22.
En cuanto a la anécdota del estanco, ya digo que la conté sólo por pasar el rato. Pero da que pensar y quizás se pueden sacar algunas conclusiones... Que hay que saber un poco de todo, que no hay que descuidarse, que hay que confiar el uno mismo, no sé... Espero que os haya entretenido un rato el confinamiento.
Llego al coche, me despido, el aparcamiento subterráneo es gratuito. Es curioso. Que sensación de irrealidad por todos lados.
Salud y nos vemos en las listas de admitidos.